El atractivo de lo extractivo

Retomo aquí el tema de las energías renovables, sobre las que he escrito en este blog en otras ocasiones.  Lo hago porque soy testigo estos días de una triste discusión en el seno de una lista de correo a la que estoy suscrito, sobre el futuro del Maestrazgo, esa agreste comarca turolense donde tanto aprendí.  El debate se centra en la explosión especulativa de decenas de proyectos de parques eólicos.   Esto no es nuevo, ni es exclusivo del Maestrazgo. Todo lo contrario, está presente por toda la geografía española, levantando controversias locales, plataformas de protesta y ardientes defensores.  Es injusto meter a todos los habitantes de todos los territorios en los mismos sacos.

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Entre otras cosas, sabemos que muchos de estos proyectos se tramitan de manera inadecuada, dividiéndolos en otros más pequeños para eludir o minimizar los procedimientos de evaluación de impacto ambiental o las garantías financieras. También sabemos que, habitualmente, muchos de estos proyectos se sitúan en lindes entre municipios, por lo que los posibles beneficios por ocupación del suelo van a parar a uno de ellos, mientras el vecino simplemente se come el impacto paisajístico, abriéndose por ello las correspondientes discusiones.

El origen de este fenómeno hay que buscarlo en Europa.  La apuesta por la descarbonización de la economía no responde solamente a una necesidad real o una demanda social de lucha contra el cambio climático, sino también a la construcción de un modelo económico donde Europa pueda ejercer una posición de liderazgo mundial.  El auge de las energías renovables en el marco del mercado único europeo, promovido por la UE a través de su Green Deal, implica la conversión de la Península Ibérica y de otros territorios de la periferia europea ricos en recursos renovables, en proveedores de energía “limpia” para el norte global.

Este fenómeno global está en la base de la burbuja a la que estamos asistiendo.  Por todos los cabezos y muelas de la España rural surgen propuestas de parques eólicos (o fotovoltaicos), cuyos promotores no son empresas del sector que tengan intención de construirlos y explotarlos (algo para lo que hace falta mucho dinero, tecnología y know-know), sino con la mera intención de obtener unos derechos sobre el emplazamiento y la evacuación, que posteriormente se puedan vender a otros productores (incluyendo las empresas del oligopolio eléctrico español).  Y, por supuesto, es el modelo de mercado sin cortapisas el que está promoviendo esto.  No existe planificación energética ni territorial. Las administraciones autonómicas, desbordadas y presionadas, hacen dejación de sus competencias en ambas planificaciones y, por otro lado, los pueblos de la España interior ven aquí la posibilidad de un maná que, por otras vías, parece siempre resistirse.

Este segundo aspecto merece otra reflexión.  La burbuja especulativa de las renovables, que lamina toda pretensión de planificación pública de la energía y del territorio, se apoya también en la existencia de una España rural, cuyo papel en el desarrollo económico del país ha sido (y sigue siendo) meramente subsidiario, de proveedor de recursos.  En otros tiempos, las zonas rurales aportaban capital humano en forma de emigración a las ciudades, hasta que dicho recurso se agotó y los pueblos se empezaron a vaciar.  Desde siempre, han aportado madera, arcillas, carbón, agua,…todo ello en el marco de una economía extractivista de carácter lineal, que primero extrae los recursos del territorio, los utiliza y después, deposita allí también los residuos procedentes de su ineficiente metabolismo.

El modelo se perpetúa hoy, con casos como la energía eólica o solar (ayer explotábamos carbón, hoy viento y sol, y mañana, tal vez materias primas críticas, como el litio o las tierras raras), o con las ganaderías intensivas.  En ambas situaciones, el modelo es el mismo: grandes empresas, o conectadas con las mismas, que ofrecen oportunidades de trabajo o autoempleo, “sin necesidad de complicarse mucho” (de manera análoga al trabajo asalariado en una ciudad), a cambio de extraer recursos o depositar mierda (con perdón) hasta que la capacidad de extracción o de carga del territorio se agote o…hasta que se pinche la burbuja de turno, todos los activos se devalúen, y los negocios matrices se reconviertan.  Mientras, en los pueblos, las personas y familias, sin posibilidad de reconversión, se verán abocados al cierre o a la emigración.

Pero, ¿por qué pasa esto? ¿por comodidad? ¿por “inquina” al territorio donde uno vive?  Yo creo que no.  Creo, sencillamente, que la gente se quiere ganar la vida, que haya algo de dinero en sus bolsillos y algo de dinero en el pueblo.  Algo que les sitúe en una mayor “igualdad de condiciones” con las zonas urbanas. Y es que los discursos de protección y promoción de la naturaleza siguen siendo, sobre todo, eso, discursos, pero no realidades.  Con el actual modelo de PAC, con la volatilidad de precios agrarios, con el deficiente diseño y aplicación de ecoesquemas o de medidas agroambientales, con las importantes carencias de apoyo público a la conservación de la naturaleza o a “hacer las cosas bien”, con los retrasos y dificultades para cobrar compensaciones por ataques de lobos o perros, con la dureza general de la vida en el campo y en el monte, con la competencia desleal de terceros países, quedan muy pocos incentivos para cuidar la biodiversidad o el paisaje o, en todo caso, dichos incentivos parecen verse “muy a largo plazo”, pero la gente tiene que comer hoy.  A mayor abundamiento, situaciones como la actual pandemia han puesto de manifiesto la debilidad de un modelo excesivamente dependiente del turismo rural o de naturaleza, en la medida en que es una actividad claramente procíclica, asociada a la movilidad y a la bonanza económica, lo que la hace poco resiliente ante las crisis.

Igualmente, los ayuntamientos reciben muy poco dinero para atender sus necesidades (muchas veces, es cierto, creadas artificialmente, o poco ajustadas a las necesidades de su día a día), y tienen que andar mendigando a las diputaciones o gobiernos de turno (en un sistema de índole clientelar no muy lejano al modelo de la Restauración borbónica). La posibilidad de contar con estos recursos extra, por la vía de las licencias de obras, del IBI o de alquileres de terrenos, les abre sobre todo una perspectiva emancipadora, para no tener que depender de la “gracia” del gobernante provincial o regional de turno.

construcción parque eólico

Por tanto, la apetencia por estos proyectos tiene que ver también con la escasa virtud de las Administraciones a la hora de asignar y planificar fondos, de definir políticas adecuadas o de dotar de los equipamientos y personal realmente necesarios.  Además, last but not least, la perspectiva de construcción de un parque eólico, en forma de puestos de trabajo, que algunos calificarán de “pan para hoy y hambre para mañana”, puede ser la oportunidad de tener, pan hoy (gente alojada y comiendo y cenando en la fonda durante meses, conductores, tractoristas, las licencias de obras, etc…), y mañana tal vez, gente de mantenimiento, y pasado mañana…dios dirá (como hace, al fin y al cabo, tanta y tanta gente que vive al día, en las ciudades, o en cualquier otro lugar, sin que se le pidan responsabilidades por ello).

En definitiva, la burbuja de renovables sobre los montes de la España rural, a la que estamos asistiendo, es el fruto de una confluencia de factores y situaciones complejas y de largo alcance, y la resolución de este nudo gordiano no pasa por soluciones simples ni simplistas.  Haría falta mucho diálogo, mucho tiento, mucha transparencia, mucha planificación y mucha democracia, para reconducir esta situación.  Demasiadas condiciones, me temo, para que tenga remedio.

One thought on “El atractivo de lo extractivo

  1. Extremadamente fino y atinado. Comparto plenamente el análisis. Quizás la solución habría estado en la planificación previa. No en la competencia entre empresas, que nos comentó aquella funcionaria. Ahora lo veo y lo vivo… en alguna ocasión hasta veo alguna opción inteligente y sensata… la aparentemente inofensiva fotovoltaica en grandes extensiones puede ser brutal… cogen lo mejor del campo, lo más llano, lo más accesible, lo más grande y lo más cómodo…

    Salud.

    Libre de virus. http://www.avast.com

    El lun, 1 mar 2021 a las 9:10, Miguel A. Gracia Santos () escribió:

    > consultoraeuropea posted: ” Retomo aquí el tema de las energías > renovables, sobre las que he escrito en este blog en otras ocasiones. Lo > hago porque soy testigo estos días de una triste discusión en el seno de > una lista de correo a la que estoy suscrito, sobre el futuro del M” >

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