No es la primera vez que utilizo el título de una película para mostrar mi preocupación por la necesaria convivencia entre la vida en el medio rural y la biodiversidad, sobre todo cuando dicha biodiversidad adquiere una forma, tamaño o hábitos que chocan directamente con las actividades humanas. En esta ocasión, me permito meterme en un jardín del que no sé si saldré, pero no puedo resistirme a hablar de lo que está pasando con el lobo.
Me he animado a escribir porque estos días se presentaba en el Parlamento Europeo un informe sobre el tema, encargado por la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural (no por la de Medio Ambiente…), titulado precisamente “La recuperación del lobo y otros grandes predadores y su impacto sobre los granjeros y su modo de vida en las regiones rurales de Europa”. El informe ha sido elaborado por un científico noruego, y del mismo me han llamado la atención algunos datos:
- El hecho de que en España no haya datos disponibles (fehacientes) sobre pérdidas de ganado provocadas por estos predadores (esta ausencia de datos fehacientes sería consistente, por ejemplo, con la reciente respuesta del Gobierno de Aragón sobre el tema, quien mezclaba en la misma categoría “ataques de lobo” con “ataques de lobo sobre los que existe una duda razonable”; a pesar de ello, el discurso político y periodístico simplifica las cosas y habla directamente de 117 ovejas muertas por el lobo).
- Las pérdidas de ovejas (unas 39.000) por ataques de carnívoros se estiman en el 0.05% del total de la cabaña de la UE (unos 87 millones de cabezas).
- Los conflictos con el lobo se superponen o exacerban a otros que condicionan la vida rural: la despoblación, la globalización y la modernidad, y las políticas agrarias y de desarrollo rural.
La impresión es que nos encontramos ante una situación nueva, para la que parecen querer usarse viejas soluciones. La coexistencia entre el lobo y la ganadería extensiva es una situación nueva: durante siglos, el lobo fue sencillamente objeto de exterminio, no había lugar para ganado/seres humanos y lobo; después se decidió protegerlos, pero como ya no había prácticamente lobos, seguía sin haber una coexistencia. Es solamente ahora, cuando la protección efectiva de la especie, de un lado, y la agudización en la despoblación del medio rural, de otro lado, confluyen para generar esta situación.
Es una situación nueva, que no debería ventilarse sencillamente apelando a la solución más atávica: acabar con los lobos, que antes se calificaban como alimañas, y ahora algunos pretenden calificar como especie invasora. Tampoco parece entendible que, en una especie casi extinguida en Europa (hay unos 14.000 ejemplares en toda la UE, distribuidos en 9 poblaciones), las matanzas sistemáticas sean una solución de “control”, matanzas que además, siempre van a parecer insuficientes a los ganaderos.
Ahora bien, hay que ponerse en el pellejo de los ganaderos y entender algunas situaciones:
- El declive generalizado de la ganadería extensiva (ya sea de vacuno o de ovino), con cierre de explotaciones, dificultades de comercialización y reducción de márgenes.
- La obligación, en muchas ocasiones, de tener que compaginar esta actividad ganadera con otras actividades económicas, lo que redunda en una menor presencia sobre el terreno y una mayor indefensión del ganado.
- En general, las dificultades para invertir en medidas de protección (en perros, en apriscos, etc…) en ese contexto de baja rentabilidad.
- La escasa agilidad y tormento administrativo que conlleva el cobro de compensaciones.
- El estrés asociado a los ataques y sus consecuencias (no debe ser nada fácil enfrentarse directamente a ovejas o vacas destripadas, malheridas, o con abortos), y a la propia presencia en el monte: pertenezco a una generación que ya no ha conocido grandes carnívoros en el monte; ¿cuál sería nuestra actitud si supiéramos que en el monte donde hoy paseamos con tranquilidad puede aparecer fieras potencialmente muy peligrosas…?
Por lo tanto, el regreso del lobo a zonas donde desapareció hace decenios, o tal vez siglos, constituye una gota que colma el vaso de la paciencia de un sector, pero ni mucho menos es la causa generadora del problema. En este sentido, conviene recordar que, por ejemplo, el exterminio sistemático de animales silvestres realizado por las Juntas de Animales Dañinos en los años 50 y 60, coincidió totalmente con el periodo de mayor vaciamiento de población del medio rural (esto desmontaría el argumento según el cual, es imposible la convivencia entre unos y otros). Igualmente, la laxitud con que parecen asumirse los ataques producidos por perros asilvestrados (226 en Aragón, por ejemplo), frente a las pasiones que levanta el lobo, nos indica que hablamos de enfoques muy atávicos, muy emocionales, demasiado viscerales.
Lo que pasa con el lobo pasa, de manera más general, con los espacios naturales protegidos, y creo que hay que salir al paso de algunos comentarios: por ejemplo, recientemente un alcalde aragonés señalaba que, antes de la declaración como parque natural, su pueblo (Montanuy) tenía 400 habitantes, y ahora tenía 150…dando a entender que el parque no había servido para fijar población, y añadía “Lo protegemos todo menos a la gente”. Sin embargo, los datos confirman que Montanuy había perdido ya su población a lo largo de todo el siglo XX (de 1427 habitantes en 1910 a 422 en 1981), es decir, que los problemas son muy anteriores a la declaración de parque natural, y evidentemente trascienden a dicha declaración.
A su vez, y si atendemos a otros estudios (de entidades tan poco sospechosas como La Caixa), vemos que la creación y adecuado mantenimiento de espacios naturales puede ser una buena fórmula para las zonas rurales (en Cataluña generan más de 5000 puestos de trabajo).
¿Significa esto que los ganaderos no tienen nada de razón en sus quejas, o que el alcalde de Montanuy no tiene nada de razón cuando se queja del modelo de gestión del parque natural? No. Creo que tienen razón en determinados aspectos, y que es imprescindible mejorarlos. Por ejemplo,
- Sigue sin haber, ni promoverse, un diálogo honesto y fluido entre ganaderos, sectores conservacionistas, y científicos, que supere las dicotomías extremas y busque puntos de encuentro. Es más, estos debates suelen contar con numerosos pirómanos de todo signo.
- De manera general, los espacios naturales protegidos no son beneficiarios de ayudas significativas para su funcionamiento y para el mantenimiento de la vida en sus territorios. Los Programas de Desarrollo Rural (financiados con FEADER), por ejemplo, deberían concentrarse más en estas zonas (en Aragón, por ejemplo, casi 30% de su territorio está dentro de Natura 2000, otra cosa es que eso se les luzca).
- Sigue habiendo un enfoque muy intervencionista de la protección de los espacios y especies, con un excesivo protagonismo de la Administración (muchas veces desbordada, o atrapada entre presiones sociales de uno y otro signo), y poca participación social constructiva y honesta. En este sentido, fórmulas como la custodia del territorio pueden ser un ejemplo a seguir en determinados casos.
- La reaparición de grandes carnívoros en lugares donde, sin embargo, han desaparecido sus presas naturales, genera problemas inmediatos. A su vez, la repoblación de ungulados sin presas genera otros problemas. ¿Convendría pensar en restaurar hábitats completos en lugar de solo en especies emblemáticas?
- Y también habrá que pensar en soluciones técnicas y administrativas novedosas; se me ocurre ¿una “subvención plana” para ganaderos en zonas loberas, que cubra holgadamente los costes de eventuales ataques y haga innecesario esperar las compensaciones individualizadas? ¿una vigilancia permanente de los rebaños con drones u otras herramientas?¿nuevas formulas de turismo lobuno, como las ya existentes en Zamora o en otros lugares…?
Como se ve, el debate está abierto, hay muchas preguntas y muchas situaciones nuevas que hay que atender de manera específica, alejados de maximalismos. Nada fácil en esta “España inferior que ora y embiste/cuando se digna usar la cabeza”, como escribió Machado.
Gracias Miguel!!! por abrir la puerta a escribir sobre este interesante tema que a mi en particular me toca la fibra, y sobre el que tengo ya hace tiempo reflexionadas algunas ideas.. que en breve compartiré en este blog.. ya que no quiero hacerlo de forma precipitada. Aún asi adelanto que a mi parecer en nada ayuda ni la utilización del tema lobero por parte de sindicatos agrarios para su mayor fama, ni tampoco las posiciones extremas de ecologistas negacionistas de casos reales y consecuencias penosas de ataques, ni tampoco una administración y una política que sin el arrojo suficiente para marcar el camino correcto se somete a los lobbies ganaderos (en este caso) que amenazan con retirar el voto de No hacerse lo que ellos digan..
see you soon
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Hola, Rubén! Qué gusto comprobar que vuelve uno de mis más fieles seguidores!! Espero que hayan ido bien las vacaciones. Efectivamente, éste es un tema peludo, donde abundan las posiciones maximalistas y hay muy poca voluntad de diálogo por todas las partes. Esperemos que termine reinando el sentido común. Justo esta semana leía en un periódico de aquí con bastante diffusion, que se había comprobado el retorno de lobos a la Wallonie, pero el tono de la noticia y de quienes en ella aparecían era de lo más sosegado…qué diferencia. Un abrazo!
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Pues si Miguel, te sigo leyendo, ya te conté que no es fácil leer sobre temas interesantes tratados con cordura.
En relación al lobo y reflexionando sobre las controversias y polémicas que genera su aparición, tal como introduces en tu blog, …. Comentaré ahora, con el recuerdo aún muy fresco en la memoria de la semana pasada en Villardeciervos (Zamora) este verano teniendo como objetivo único de la visita el avistamiento del lobo, a lo que dedicamos mi compañero y yo muchas horas, y consiguiendo tan solo el exiguo premio de algunas fotos a sus huellas en los caminos,… que encuentro en este asunto del lobo los siguientes actores y te comparto aquí sobre los mismos mi opinión;
– Los ganaderos, que resultan ser junto con los agricultores, un colectivo de enorme influencia social y política que viene en gran medida determinada por su conciencia de grupo, sentimiento unitario y ejercicio inigualable de corporativismo, lo que hace que esté el colectivo acostumbrando a defender concienzudamente sus intereses y que a mi parecer en demasiadas ocasiones, parezca que precisamente sus intereses sean los únicos a considerar sobretodo cuando se oponen a los de otros colectivos o individuos que no saben o no quieren hacer tan eficaz uso del altavoz. Así podría parecer que en el caso que nos ocupa, habrá o debería haber lobos y osos únicamente si los señores ganaderos quieren (como habrá laguna del Cañizar en Villarquemado siempre que los agricultores quieran).
Por otra parte, esa conciencia de grupo de la que hablaba y que tan eficazmente ejercen convierten un puntual caso de ataque al ganado por el lobo, en un ataque a todos y cada uno de ellos multiplicando así de forma ficticia las víctimas, y de manera más cicatera aún dicha circunstancia ocasional se pinta como una amenaza directa y global a todo un sector, e incluso a un medio y filosofía de vida.
-Otro actor en la controversia sobre el lobo, serían los neoecologistas, naturalistas, animalilistas y similares…que se empeñan en valorar la situación y posicionarse, bajo un sólo aparente tono dialogador negociador, pero con unas estrictas líneas riojas prefijadas que suelen pasar por “el lobo no se toca” y el buen amigo lobo no come ovejas, y si aparece alguna muerta… habrá sido un perro. Craso error, a mi parecer, y se convierten así en el esparrin perfecto de los ganaderos para que veamos un partido de pelotazos de portería a portería, sin dar cancha pues a que posiciones medias y mediadoras puedan bajar el balón al suelo para que se empiece a jugar (negociar) con interés real de avanzar. Al ganadero que acaba de perder 80 ovejas por el lobo sólo le falta oír que le digan que está mintiendo o que quiere aprovechar las ayudas por daños cuando no le corresponderían… para entrar en ira y salir con el garrote en la mano o con el altavoz que le presta el sindicato de turno con la consiguiente pegatina.
El gran Felix, padre del naturalismo en España y hoy denostado por estos mismos sabiondos que critican a posteriori algunas de sus técnicas de grabación, pues el talento nunca ha sido bien digerido por los mediocres, comenzaba su capítulo “El lobo: Cazador social” con un ataque sangriento de éstos a una paridera y a sus ovejas, pues bien sabia Felix que sólo se puede tratar un tema, su problemática y su mejor solución desde la verdad, y no los paños calientes, o el buenismo ingenuo.
-Y sigo, pues están también las cazadores, colectivo en el que NO muy orgullosamente me incluyo y al que le falta tiempo para solicitar que se les deje sacar el rifle a pasear a la menor oportunidad y aprovechando las aguas revueltas, evidentemente SIN la debida preparación y conocimiento técnico sobre la materia y sin la más mínima reflexión y valoración sosegada de cada situación, cada caso, y por supuesto el debido conocimiento y observancia de la ley. Precisamente hace unos meses tuve el disgusto de escribir en este sentido y siendo muy crítico, al presidente de la Federación Aragonesa de caza , por su opinión manifestada acerca de lo que había que hacer con “El lobo de Monegros” , opinión que abogaba por que fuera cazado este ejemplar con argumentos peregrinos como que se trataba de una especie invasora y otra serie de deliberaciones superfluas en una editorial de periódico, que sólo era equiparable a cualquier conversación mantenida en el Bar de la esquina por el entendidillo de turno, y para nada acorde al rigor exigible un alto cargo de representación de un amplio colectivo, como el que ostenta. Viene al caso comentar que las especies invasoras, que son las catalogadas como tales y entre las que no se encontraría este lobo italiano porque ha colonizado nuevos territorios de forma natural y no artificial, estaban condenadas a muerte por la Ley de la Biodiversidad que ya ha sido derogada o modificada para indultar a dichos especímenes y que así los pescadores sigan pescando siluros asiáticos en Caspe y los cazadores matando faisanes escoces en España, especies alóctonas competidoras con las nuestras, pero que son los mismos que a la vez que se quejan de la casi desaparición de truchas comunes y perdices rojas autóctonas, derogación propiciada por importantes presiones desde un exclusivo análisis en prisma estrictamente económico y no medioambiental, con lo que tal vez algún día veamos leones africanos en las dehesas extremeñas dada la gran repercusión monetaria que podrían traer los safaris..
Por otra parte, y siendo ecuánimes, y aún dicho lo anterior, tampoco me parece razonable en cambio criminalizar a este colectivo cuando de forma legal, controlada, sostenible y autorizada se abate algún ejemplar de lobo en zonas en las que la densidad o las circustancias recogidas legalmente lo permiten, y por tanto ni criticable que el “afortunado” cazador se haga con su “trofeo” las fotos que considere oportunas y se lleve al ejemplar para naturalizarlo y ponerlo en el salón o donde a mal gusto tenga a bien. Pero claro para los “..istas” de los que hablaba antes, esto es un sacrilegio intorelable, y lo califican de asesinato y lo mezclan con las muertes de ejemplares por furtivismo no autorizado … y ya está el lio armao! Y otra vez el rifi-rafe a dos que a ningún sitio lleva y tan poco ayuda al lobo… nos daremos cuenta algún día?!!. NO.
En Sierra Morena, colonizada lamentablemente por fincas cinegéticas valladas (pero ese ahora no es el tema), y donde el lobo fue frecuente hasta los años 80 y abundante anteriormente, y ha desaparecido hoy, habría muchas de esas fincas de caza a que a buen seguro estarían dispuestas a permitir incluso potenciar la presencia del lobo y su reintroducción en la propiedad, siempre que se pudiera hacer algún aprovechamiento económico controlado y sostenible del mismo en forma de caza extraordinaria… me aventuro a pensar. Pero claro, los “..istas” por ahí no pasan! Y a perder otra vez quién?? EL LOBO.
…En fin, siguiendo el hilo, habrá que hablar de la Administración y la política o viceversa (tanto monta..) , sobre lo que empezaré diciendo que en Aragón de momento parece que la DGA está en defensa férrea del heroico lobo aragonés y ha dotado las partidas económicas precisas para sufragar daños ocasionados, incluso dispuesta a compensar a pastores y ganaderos de las zonas de intuida presencia por el mero hecho de convivir con él y tener que dotar medidas de protección por su hipotética aparición, BIEN! .. A ver cuánto dura el estoicismo de Olona ante las presiones de los Lobbies ganaderos ya comentados. En todo caso y aún con lo oportuno de estas medidas económicas compensatorias,… es que nadie va a decir que esas ovejas muertas indemnizadas serán las mismas ya subvencionadas con los “derechos” por el mero hecho de vivir y sin ninguna exigencia a su propietario o expropietario que aún las cobra, como podría ser cuanto menos, la convivencia pacífica con las especies protegidas y el respeto a los valores medioambientales?
También me viene al caso hablar del excepcional avistamiento del Oso en Montanuy donde por la foto del pastor a ese imponente ejemplar se ha levantado en “armas” el sector de la región, otra vez, por un hipotético futurible caso de un ataque a las ovejas, el hipotético futurible caso de una ataque a los pastores, el hipotético futurible caso de una ataque a los vecinos,… exigiéndose a la Administración, como viene siendo habitual, su eliminación de la zona como medida preventiva, cara le va a salir la foto al Oso, … con lo que cabe deducir que si por infortunio un día aparece efectivamente una oveja muerta por dentelladas, se exigirá la eliminación de la especie de la faz de la tierra.
Me quedaría tratar como actor también al Lobo, pero el Lobo bastante tiene con ser Lobo.
Para ir finalizando, y sin tener claro que haya podido expresar de forma nítida mi opinión y para que no queden dudas, la sintetizo así;… deseoso hasta la cima de la prosperidad razonable del lobo ibérico en nuestras tierras y por eso tan crítico con el papel y comportamiento descrito de los actores anteriormente referidos, que a ningún avance sino retroceso nos llevan. Deseoso como digo, por el anhelo egoísta de disfrutarlo viéndolo algún día si “Dios “ quiere, y por la convicción más en términos filosóficos de que su presencia y su existencia le corresponde y la merece sin necesidad de más argumentos medioambientales, ecológicos o económicos, sino por el hecho mismo de existir y sin ser nosotros quien para negarle la existencia.
PD: He de volver a Sierra de la Culebra para de nuevo con ilusión intentar dar con él, aunque allí los de siempre, unos y otros, tampoco se lo están poniendo fácil, como nunca lo tuvo fácil el Lupus Signatus.
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Impresionante, Rubén…estás “sembrao”. Francamente, no me pensaba que este tema te motivara tanto. La verdad es que es una cuestión que, antes o después, va a darse de manera generalizada (es decir, que no será un ejemplar aislado, sino que se irán asentando poblaciones de lobos) y no se está acometiendo ningún tipo de previsión, ni nada, sino que se adopta, como en tantos otros temas, la estrategia del avestruz. Un abrazo, y gracias por colaborar!!
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