Estos días se celebra por toda Europa la “Semana Europea de los Geoparques”, iniciativa con la que se trata de poner en valor el patrimonio geológico y paleontológico de estos territorios. Desde este blog, saludamos con especial cariño todo lo que viene de los Geoparques, pues no en vano tuve ocasión de participar personalmente en la puesta en marcha de esta Red, en los años 2000-2001, a raíz de un proyecto de cooperación transnacional LEADER II, en el que, junto al Maestrazgo de Teruel, participaban los otros pioneros: el Bosque Petrificado de Lesbos (Grecia), el Geoparque de Haute-Provence (Francia) y el Vulkaneifel Park (Alemania). Un ejemplo de cómo un modesto proyecto de cooperación, dentro de un programa económicamente tan modesto como LEADER, puede tener repercusión, carácter ejemplar y proyección a futuro.
Los Geoparques son espacios caracterizados por un patrimonio geológico y paleontológico de alto valor, regidos por diferentes fórmulas de gestión (que van desde la simple difusión turística hasta la protección activa, y la investigación). Su valor patrimonial está reconocido por la UNESCO, y constituyen una potente herramienta para la generación de un modelo de desarrollo sostenible. Desde los cuatro pioneros de 2001, hasta la actual red de 69 geoparques en 23 países, mucho ha cambiado para mejor, pero tal vez sea necesario hacer hincapié en asignaturas pendientes de esta propuesta.
- En el mundo de la imagen y del espectáculo, la repercusión social de un geoparque está unida a la espectacularidad visual: vale esto para una montaña, para unas cuevas, para un pitón volcánico o para unos restos fósiles, que si son de algo parecido a un “tiranosaurio”, “venderán más” que si son de pequeños micromamíferos (aunque éstos, tal vez, tengan más importancia científica que los grandes saurios). Si bien esto forma parte de la sociedad en que vivimos, deja menos oportunidades a espacios más discretos visualmente…
- Hay que integrar la gea en la protección ambiental, por lo menos al mismo nivel que la flora y la fauna: si bien hay muchas iniciativas en este sentido (por ejemplo, los Puntos de Interés Geológico que habilita la legislación aragonesa), todavía queda mucho por hacer (empezando por el planeamiento urbano de los municipios), y también a nivel europeo. En este sentido, sería necesario abrir un proceso legislativo en la UE que completase el círculo de protección que en su día abrió la Red Natura 2000 (Directivas 97/409 de Aves, y 92/43 de Hábitats). E igualmente, los sectores ecologistas o ambientalistas deberían tener en consideración este
- Hilando ambas cosas, es evidente que hay que profundizar en la formación y educación ambiental: la gea no es simplemente el “soporte” de la fauna y flora, o el “escenario” de un deporte de aventura. Tiene valor por sí mismo, aunque las piedras no hablen.
- Finalmente, es importante analizar cuáles son los recursos con que cuentan los geoparques para la difusión y divulgación, y cuáles son los resultados, en términos de explotación turística, o de sinergias con otros valores patrimoniales (cultura, arte…). Hasta ahora, parece clara la relación entre una cosa y otra (fuerte inversión material en un proyecto como Dinópolis, fuerte repercusión social y económica; recursos muy limitados para el Geoparque del Maestrazgo, repercusión más limitada). Pero sería interesante observar la relación entre euros invertidos y otras variables, como número de visitantes o número de empleos o de empresas creadas: tal vez un estudio más en profundidad podría hacernos ver si los proyectos más grandes son también los más rentables…o no.