Hace unos días ha tenido lugar en Bruselas el Plenario del Comité de las Regiones de Europa (CdR). En dicho evento se ha presentado el informe final del proyecto “Regiones emprendedoras europeas” (EER). Esta iniciativa del CdR se lanzó en 2009, con el objetivo de dar a conocer y premiar aquellas regiones con estrategias más brillantes, prometedoras y transferibles en materia de apoyo al emprendimiento.
El informe relata algunas de las características más relevantes de 15 regiones caracterizadas por un fuerte impulso a la innovación y al emprendimiento. A su vez, dichas regiones constituyen ejemplos de las diferentes tipologías de “regiones innovadoras”, clasificadas de acuerdo con el informe KIT (Knowledge, Innovation, Territory), elaborado por ESPON (la Unidad de Prospectiva de la DG de Política Regional de la Comisión Europea). En otro post nos centraremos en los resultados de dicho informe KIT.
La experiencia del proyecto EER ha permitido extraer cuáles son las características clave que están presentes en toda región innovadora y “emprendedora”:
- Una fuerte promoción de la cultura de la innovación; en regiones con estructuras productivas más tradicionales, esto se logra buscando una mayor colaboración entre el ámbito de la investigación (Universidades, sobre todo) y el sector productivo. En las regiones ya de por sí más innovadoras, se profundiza en el papel de los clusters o en sectores ya muy especializados (tecnología verde, “e-salud”, etc…).
- La importancia del enfoque ascendente (bottom-up), omnipresente en todas las experiencias exitosas de desarrollo local innovador. Los actores de la innovación (pequeñas empresas, autónomos, agentes de desarrollo local…) han de ser protagonistas activos del proceso, sentirse escuchados y acompañados.
- La importancia de la formación, de todos: empresas, trabajadores, formadores, personal de entidades de apoyo…
- Unir la innovación (en productos, servicios o procesos) con la apertura de nuevos mercados, especialmente internacionales. Ambas líneas han de ir de la mano.
- Tener presente las actuaciones de apoyo a la innovación dentro de un marco más general que le dote de sentido. El informe reivindica el papel de las Estrategias de Especialización Inteligente (RIS3, dicho sea de paso, en muchas ocasiones elaboradas como un paso previo para la dotación de fondos FEDER pero sin especial voluntad de aplicación…).
- Utilización simultánea de varios instrumentos: apoyo financiero, asesoría y consultoría técnica, formación y capacitación, apoyo en la búsqueda de nuevos mercados…
Los principales resultados de estas “regiones emprendedoras” suelen ser:
- Cambio en el comportamiento de los actores sociales, respecto a la innovación; las empresas pasan de ser “reticentes al cambio” a ser proactivas.
- Aumento de la inversión en I+D, del número de nuevas empresas (start-up) y de empleos cualificados.
- Creación de nuevas oportunidades de negocio, especialmente ligadas a la exportación.
- Externalidades positivas en los territorios: aumento de empleos indirectos, apertura de nuevas incubadoras u otros servicios, regeneración de tejido urbano, fomento del empleo de calidad y de la inclusión social…
Finalmente, el informe destaca la necesidad de que las políticas regionales de innovación y emprendimiento sean en todo caso “personalizadas”, adaptadas a las necesidades y retos de la región, y enfocadas en unos pocos ámbitos centrales.