Cada vez más ciudades asumen el reto de procurar a sus habitantes alimentos saludables y de origen conocido, producidos localmente, de forma ambientalmente sostenible y, en la medida de lo posible, generando nuevos empleos y promoviendo la inclusión social.
El proyecto Sustainable food in Urban Communities, promovido por el programa URBACT-II de la DG de Política Regional y Urbana de la Comisión Europea, trabaja también en esa dirección. Es un proyecto donde participan 10 ciudades europeas (entre ellas Orense, en Galicia). Recientemente ha publicado un informe intermedio, donde señalan los tres aspectos transversales de esta relación entre alimentación y ciudad:
- Gobernanza, sinergias y sistema local: facilitar el acceso a los alimentos saludables significa “repensar” los modelos y normas de producción y distribución, adaptar las Ordenanzas municipales para facilitar la venta de productos “hechos en casa” o de temporada, o por parte de vendedores no profesionales…sin perder de vista la seguridad; aunar inquietudes por la salud con la producción agrícola… Favorecer los mercados locales y tradicionales (como la Muestra Agroecológica de Zaragoza), o facilitar el acceso a huertos urbanos, forman parte de esta línea.
- Inclusión social, empleo, economía: la explotación de la huerta o del espacio periurbano con fines productivos es una fuente de empleo, que en muchas ocasiones puede ayudar especialmente a colectivos desfavorecidos. Un ejemplo lo tenemos en la Fundación Agustín Serrate de Huesca y su proyecto de Huerta Ecológica “Arcadia”.
- Reducción de emisiones de CO2: la producción de proximidad redunda directamente en evitar emisiones de CO2, derivadas del ahorro en el transporte y en el uso de fertilizantes y agroquímicos.
Este tipo de proyectos constituyen un compendio de buenas prácticas que se vuelven hoy en día imprescindibles: el deseo de los ciudadanos de consumir productos sanos y saludables, la oportunidad y necesidad de recuperar hectáreas de huerta periurbana, de valor histórico y cultural sin precedentes (y que de otra forma, se ve abocada al abandono y a la especulación urbanística), y la oportunidad de crear nuevos empleos en una época de paro galopante…son circunstancias que están confluyendo en multitud de ciudades, y desde luego también en Aragón.