Quedan 6 días para cerrar la campaña de crowdfunding de mi libro “Viaje a Términus”. Tenemos casi el 80% de la financiación, pero todavía nos falta el último empujón, ese 20% para conseguir que este libro sea una realidad. Podéis visitar el enlace http://bit.ly/30vWBxN y haceros mecenas. Gracias!!
Estos días estamos asistiendo a una serie de manifestaciones y procesos relacionados con el mundo rural, que en algunos casos se califica como “la revuelta del campo”, alertando incluso de la traslación del fenómeno de los “chalecos amarillos” franceses a nuestro país. La verdad es que, en este momento, están confluyendo muchas cosas, pero que también conviene contextualizar.
En primer lugar, hay una protesta generalizada en torno a los precios de los productos; una realidad que tampoco es nueva; más bien, tiene decenios, ya que, en su conjunto y en el largo plazo, los precios agrícolas han tendido siempre a la baja, mientras el coste de los insumos no paraba de subir. Lo que observamos es una agudización de la tendencia, consecuencia a su vez de varios fenómenos interrelacionados: la globalización de las economías y la creciente competencia, una PAC orientada netamente a convertir a la UE en un actor central en el comercio mundial de alimentos, y que ha renunciado progresivamente a los diferentes mecanismos de garantía e intervención (OCMs., preferencia comunitaria…). La PAC y su corolario de ayudas han contribuido también a promover una agricultura dependiente del petróleo (gasoil, fertilizantes) estrechando márgenes y aumentando los costes de producción.
En este marco, las progresivas “liberalizaciones” de los mercados van promoviendo la creación de grandes oligopolios, especialmente en la distribución al consumidor final. Pero toda la vida han existido intermediarios que han encarecido los precios finales, por lo que poner el acento sólo en “Mercadona malo” sería, cuando menos, simplista. En este sentido, me sigue llamando la atención, después de tantos años de ayudas al desarrollo rural, las dificultades de muchos sectores agrarios (no todos) para ser capaces de construir estructuras de comercialización y masa crítica suficiente que permita equilibrar oferta y demanda dentro de la cadena de suministro. Lo cual tendría que ver, entre otras cosas, en la aplicación de gran parte de estas ayudas sobre la producción y no sobre la comercialización: un error muy habitual de las subvenciones públicas y que se repite en muchos otros sectores.
Tampoco hay que perder de vista que estas protestas pueden tener un claro componente político, en el sentido de utilizarse como mecanismo para desgastar al gobierno de turno, pero también porque se cruza la cuestión del sector primario con la cuestión de la despoblación del medio rural; y esta última cuestión es más amplia que los problemas de la agricultura (de hecho, en Europa abundan las zonas rurales “vivas” cuya principal fuente de recursos es la agricultura). Por tanto, me da también la impresión de que hay quien aprovecha “la moda de la despoblación” para darle un barniz de modernidad a reivindicaciones viejas (sean justas o no).
En este sentido, me preocupa que algunos aprovechen la actual coyuntura para promover la imagen de un medio rural como “guardián de las esencias patrias”, un medio rural de hombres, centrado en los toros y la caza, donde las preocupaciones ambientales serían “mariconadas”, los trabajadores inmigrantes serían “moros” o “negros”, mano de obra barata que no tiene derechos (ni siquiera al salario mínimo que sí se acepta para el resto de trabajadores), y donde la mujer (tantas veces, la mujer rural) sufriría en silencio el maltrato o el olvido. Mal puede hablarse de despoblación (por mucho que se adopte un tinte victimista sobre el tema), si el lugar que queremos “repoblar” es tan refractario a todo lo nuevo…
Por otro lado, me llama la atención que las mismas organizaciones agrarias que canalizan la protesta sean las mismas que luego tienen hilo directo en las negociaciones de Bruselas. ASAJA, COAG y UPA son miembros de COPA-COGECA, el más influyente lobby de los agricultores en Bruselas; de modo que, o no consiguen nunca hacer valer sus posiciones (cosa que dudo), o nada les parece suficiente (que tampoco acabo de ver…), o…La verdad es que no lo sé.
Por ejemplo, sigue habiendo división de opiniones y se habla poco, sobre el reparto de las ayudas del primer Pilar de la PAC, y sobre los mecanismos de toma de decisiones en el marco del segundo Pilar. ¿Por qué tanta resistencia a definir mecanismos que aseguren que la renta adicional del primer pilar llega a quién de verdad lo necesita y trabaja y vive en el campo, y no a los agricultores de sofá o a fondos de inversión? ¿por qué no se pone el acento más claramente sobre esa lluvia de millones, y en cambio se pone a veces el punto de mira en la calderilla que representan los programas Leader? ¿por qué se siguen financiando ampliaciones de regadío -producción- de dudosa rentabilidad económica y social, y se hace tan poco hincapié en las estructuras de comercialización, que permitan acortar el camino entre productor y consumidor y dejar el valor añadido en el campo? ¿por qué se desdeñan los circuitos cortos, ante la pasividad de la mayor parte de los agricultores y sus organizaciones? ¿por qué, en demasiadas ocasiones, la renta adicional de la PAC termina pagando un piso en la gran ciudad, en lugar de reinvertirse en la explotación…? ¿por qué los sindicatos que agrupan a los agricultores por cuenta ajena -jornaleros- no son considerados interlocutores válidos en las mesas de negociación de la PAC…? ¿por qué hemos construido un agro-business basado en la explotación de asalariados y de los recursos naturales…?
Como ven, sinceramente tengo bastantes más preguntas que respuestas. Pero esta batería de preguntas deja clara, al menos, la necesidad de huir de soluciones simplistas a problemas complejos, huir de eslóganes fáciles y de tuits para la galería.
Y, por cierto, quedan 6 días para cerrar la campaña de crowdfunding de mi libro “Viaje a Términus”. Tenemos casi el 80% de la financiación, pero todavía nos falta el último empujón, ese 20% para conseguir que este libro sea una realidad. Podéis visitar el enlace http://bit.ly/30vWBxN y haceros mecenas. Gracias!!