Mis primeros pasos en el mundo del desarrollo rural coincidieron con un hito fundamental de este proceso: la Conferencia de Cork y su Declaración, en 1996. Dicha Declaración constituyó un paso esencial en la configuración de las políticas y medidas de Desarrollo rural que vinieron desde entonces, a la luz de experiencias exitosas como LEADER, y ha formado parte de un importante cambio de imagen del medio rural (hacia adentro y hacia fuera), una reivindicación de lo rural, esencial para el desarrollo de estos territorios.
Veinte años después, acaba de tener lugar en la misma ciudad la Conferencia y Declaración de Cork 2.0., que ratifica los logros de la primera, y al tiempo la actualiza, de acuerdo con la experiencia pasada y con los retos de nuestro tiempo.
Con el título “Una vida mejor en las áreas rurales”, la Declaración comienza con unas Consideraciones, entre las que nos permitimos destacar y comentar:
- La importancia de las áreas rurales en el desarrollo sostenible y la lucha contra el cambio climático (ubicados en lugar preeminente);
- La cobertura demográfica y territorial del mundo rural europeo y su importancia para el patrimonio natural y cultural;
- La expectativa de que la digitalización y el conocimiento sean decisivos para el desarrollo rural (atención: expectativa, deseo…; no convencimiento ni exigencia…);
- El convencimiento de que el crecimiento económico y la sostenibilidad no son excluyentes, y su ligazón ha de venir dada a través de la investigación y el enfoque ascendente (no se abandona, pues, el mantra del crecimiento, y parece confiarse más bien en la “tecnología” para resolver el dilema).
- La preocupación por el éxodo rural y por la pérdida de jóvenes, buscando reforzar el atractivo de las zonas rurales como lugares para vivir y trabajar (tal vez hubiera sido bonita una mención a los mayores que han quedado en los pueblos, que son muchas veces sus únicos habitantes y los últimos guardianes de sus paisajes y depositarios de su sabiduría popular, y que tantos servicios y cuidados necesitan).
- Se reconoce el papel del sector primario como modelador del paisaje y proveedor de servicios ambientales de carácter público.
- Se muestra la determinación a fortalecer las iniciativas de carácter local, tales como LEADER y hoy el Desarrollo Local Participativo (CLLD, por sus siglas en inglés).
- Se confía -sin más-, en una PAC orientada a resultados y con un enfoque más estratégico.
En virtud de éstas y otras consideraciones, la Declaración señala 10 puntos para la orientación de lo que se define como una “política rural y agraria innovadora, integrada e inclusiva en la UE”:
- Promover la prosperidad rural.
- Fortalecer las cadenas de valor rurales.
- Invertir en viabilidad y vitalidad rurales.
- Preservar el medio ambiente rural.
- Gestionar los recursos naturales.
- Favorecer la acción por el clima.
- Impulsar el conocimiento y la innovación.
- Mejorar la gobernanza rural.
- Simplificar los procedimientos.
- Mejorar la gestión y el seguimiento.
A lo largo de estos 10 puntos, se desgranan ideas, propuestas y puntos de vista; de igual modo, se echa en falta otras. A título personal, nos permitimos señalar algunas percepciones (que pueden estar equivocadas o sesgadas, cómo no):
- Se habla literalmente de la “resiliencia” de granjas y comunidades rurales; parece como si se asumiera que el mundo en que vivimos lleva a la desaparición paulatina de aquellas, y por tanto la política se centrase en aplicar “cuidados paliativos” en el largo plazo.
- Compartimos la idea de reforzar las redes entre negocios locales, que ha sido una constante del desarrollo rural, que hemos defendido en informes y documentos, en público y en privado, y que suele ser muy difícil de poner en marcha…
- Se destaca la importancia de superar la brecha digital en el medio rural, sacar partido de la digitalización de zonas rurales, y de que las inversiones y el apoyo a las mismas tenga lugar en términos de su aportación a la sociedad…algo que suele chocar con el enfoque bancario “clásico” con que trabajan, incluso, entidades supuestamente arraigadas en el medio rural o comprometidas con su desarrollo.
- La supuesta remuneración de los servicios ambientales prestados por el sector primario y las zonas rurales es objeto de una enunciación vaga y voluntarista…algo que no compartimos, cuando hemos señalado en este blog, en numerosas ocasiones, la importancia de un justo reconocimiento -económico- de estos servicios para un desarrollo emancipador, y no subsidiado, de las áreas rurales.
- A la hora de hablar de acción por el clima, nos llama la atención a la importancia significativa que se da a las áreas rurales como almacenes de CO2 en términos tecnológicos…así como que se señale el aspecto financiero como una barrera para el desarrollo de las energías renovables, cuando es conocido -y señalado desde los stakeholders y desde otras instancias de las políticas comunitarias-, que las barreras al desarrollo de las renovables son sobre todo de orden legal y administrativo (véase el “impuesto al sol” vigente hoy en España).
- Compartimos plenamente el punto 7 dedicado al conocimiento y a la innovación. Aplicando la famosa frase de Einstein: “Locura es hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes”, o se hacen cosas distintas, en todos los planos -técnico, científico, pero también social y político-, o las zonas rurales continuarán con su declive, más o menos lento o rápido, pero no se revertirá la tendencia.
- En este sentido, echamos en falta una visión más crítica sobre la gobernanza rural, cuyas flaquezas no pueden solventarse sólo a base de formación y educación, y que está también ligada -entre otras cosas-, a la distribución de la renta y riqueza agrarias. Así, llama la atención que se ponga el acento en la simplificación de la gestión de la PAC, y no se haga mención alguna a su falta de equidad, que es lo que verdaderamente dificulta su aceptación social: recordemos que, según datos de la propia Comisión, apenas el 1,7% de las explotaciones y empresas agrarias europeas se llevan el 31% de las ayudas directas de la PAC.
- También compartimos, en principio, la idea de una PAC orientada a resultados, aunque este concepto debería ser objeto de un debate muy profundo: “resultado” puede ser producir una tonelada de trigo -sea “bio” o convencional; y resultado puede ser aumentar un 20% la población de lobos en la Península Ibérica….
- Finalmente, compartimos también la urgencia que todas las políticas macro y sectoriales que se implementan desde la UE sean revisadas bajo un “prisma rural”, ya que las mismas pueden tener consecuencias decisivas para las zonas rurales, y en ocasiones antitéticas de las promovidas desde las políticas específicas.