En una época en la que se pone en cuestión el euro y la Unión Monetaria, afloran numerosas iniciativas para crear o recuperar monedas locales, a escala de ciudad o pueblo, como forma de revitalizar la economía de estas localidades, como medio para el desarrollo local. El origen de estas iniciativas se remonta ya a los años 30, en plena Depresión, cuando el alcalde de Worgl (Austria) introdujo una moneda local en su pequeña ciudad, con resultados espectaculares en términos de animación de la actividad económica y de generación de empleo. Esta iniciativa pionera fue posteriormente formalizada y teorizada por economistas como Irving Fisher, también en los años 30 y 40 del pasado siglo.
En mayo de 2013, hace ahora un año, tuvo lugar el “Encuentro de Monedas Locales en Sevilla”, al que acudieron 136 proyectos de casi todo el Estado español, y también de otros países. Si bien algunas de estas iniciativas parten del ámbito de la economía solidaria o “alternativa” (como por ejemplo, el “Ecosol” de la Xarxa d’Economía Solidària de Catalunya), otras han partido de los propios Ayuntamientos, con el apoyo de las asociaciones de comerciantes y empresariales de sus ciudades, y con una importancia ya significativa: es el caso del “sol-violette” de Toulouse (Francia) o de la libra de Bristol (Bristol pound) en el Reino Unido.
Todos estos proyectos tienen algunos rasgos comunes:
- Se trata de mantener el dinero circulando dentro de la economía local el mayor tiempo posible.
- Se promueve la mayor velocidad de circulación de ese dinero; en contraste con el sistema actual de pago de intereses bancarios al dinero inmovilizado en el banco, estos sistemas promueven la “oxidación” y pérdida de valor del dinero inmovilizado, como forma de incentivar su puesta en circulación.
- Se trata de poner el dinero al servicio de la economía productiva y de la generación de empleo, no de la economía especulativa; es una “reapropiación ciudadana” de la moneda.
- Las entidades locales (Ayuntamientos) juegan un papel de impulsor, dinamizador, y también (parcialmente) de garante del sistema (incluyendo microcréditos en moneda local).
- El grado de convertibilidad a la moneda “oficial” (euro) es variable y objeto de decisión previa.
- El sistema no requiere necesariamente moneda física en circulación, siendo manejado a través de programas informáticos especialmente concebidos para estos proyectos.
Desde Consultora Europea, entendemos que este tipo de iniciativas constituyen un “paso más allá”, de carácter más profundo, para el desarrollo local. Entendemos que las bases metodológicas y teóricas del funcionamiento de estas monedas locales están ya muy avanzadas, y que vale la pena poner en marcha proyectos de moneda local, con la colaboración de agentes sociales e institucionales, como forma de poner el dinero al servicio del empleo en nuestros territorios, y no al servicio de especulaciones globales.
Buen artículo, pero se te olvido, o no lo conoces la red de moneda social de Zaragoza llamada EBRO y que cuenta con 250 usuarios.
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