Estos días vuelve a surgir en los medios de nuestra provincia la problemática de la despoblación, el debate sobre la misma en el Senado, la petición de fondos específicos “para luchar contra la despoblación”….y la refriega política correspondiente, al hilo de la propuesta de unos y el rechazo de los otros.
Sin embargo, me sigue llamando la atención la falta de estrategia. Es decir, se pide dinero como remedio para la despoblación, pero las preguntas serían: ¿es realmente la despoblación un problema de dinero? ¿cuáles son las causas de la despoblación? ¿se solucionan esas causas con dinero, o sólo parcialmente? ¿tener dinero significa repartirlo por todos los pueblos? ¿cuál es el modelo de desarrollo y fijación de la población que ha de crearse para atender esta situación?, si la legislación vigente perjudica a los pueblos pequeños, ¿se soluciona eso con dinero, o más bien hay que cambiar las leyes…?
En este sentido, igualmente sigue llamando la atención que nadie plantee cuál es la situación de Teruel en términos de cumplimiento de la Estrategia 2020, o en términos de innovación, o en términos de una economía baja en carbono… que son las estrategias que financian los fondos europeos.
Si, por otra parte, lo vemos desde una perspectiva de género, y sabemos que el nivel de paro de las universitarias turolenses es muy superior al de sus homólogos masculinos, tendremos que plantearnos asimismo qué necesidades tienen, y si realmente es dinero lo que necesitan, o antes van otras cosas (facilidades para la conciliación, por ejemplo).
En este sentido, un ejemplo de orientación estratégica nos viene dado por el Desarrollo Urbano Sostenible: si los fondos FEDER han venido apoyando con anterioridad listas de actuaciones concretas en un entorno delimitado (Ej., el URBAN de Teruel), en el periodo 2014-2020 va a financiar estrategias amplias y de carácter integrado, que incluyan retos económicos, ambientales, climáticos y sociales, no ya de una ciudad, sino de un área urbana (ampliando por tanto el foco).
Así que, tal vez lo más sensato sería, no tanto ponernos a pedir dinero, sino elaborar una estrategia profunda y consensuada, abierta a los retos de la sociedad actual y menos pendiente de los mitos del regeneracionismo, que supere los patrones culturales dominantes y que tenga una visión transversal, para saber realmente el dinero que necesitamos, cómo lo vamos a gastar, y cómo vamos a verificar el éxito de la inversión…
En definitiva, hacer buena la definición clásica de estrategia, en su acepción militar: “lo que se hace antes, y lejos, del lugar del combate“.